17 noviembre 2016
En los últimos años nace un nuevo concepto denominado Design Thinking, vinculado directamente a otros términos ya mucho más conocidos como son la ‘innovación’ y la ‘creatividad’. Todos hemos escuchado esta frase que dice “hoy todo está inventado” y precisamente es eso contra lo que Design Thinking quiere luchar.
Personalmente, tengo la firme creencia que las corrientes de pensamiento son cíclicas, de repente un número de personas decide cuál es la mejor forma de hacer las cosas y el resto simplemente las hace. De eses ‘resto’ se escabullen algunos rebeldes que prefieren pensar por libre, unos terminan fracasando y otros, por el contrario, acaban sobresaliendo por encima de todos los demás. Un ejemplo de ello son los ya muy conocidos Mark Zuckerberg o Steve Jobs.
Lo que se propone con este nuevo concepto es un cambio de enfoque en el mundo de la empresa. Las estrategias tradicionales que hasta ahora se venían utilizando como la de ser la más barata, ser la mejor marca, entre otras, han quedado atrás. Ya no basta con tener una empresa bien organizada y eficiente, o tener un segmento del mercado claro y definido. Lo que se propone con este nuevo concepto, es un análisis minucioso de las personas a las que te diriges, convirtiéndote en ellas, pensando y sintiendo como ellas. Podríamos definirlo como el culmen de la empatía aplicada a la propia empresa. Debes convertirte (tú o las personas encargadas de innovar/crear en la empresa) en cada una de las personas que quieres captar, liberándote de tu propio yo, empatizando con sus necesidades y por supuesto, anticipándote a ellas.
Design Thinking es una nueva actitud ante el mercado, una nueva forma de manejar la información que se nos ofrece.
Como es de esperar, de este nuevo enfoque nacen diferentes teoremas y metodologías de aplicación para las empresas. Nosotros vamos a describir brevemente el modelo más conocido de Otto Sharmer la Teoría U, muy utilizado actualmente.
Mediante este teorema el procedimiento se divide en 7 fases: