Una parte importante de nuestros ingresos mensuales suele ir destinada al pago de la hipoteca. Si bien no existe la fórmula mágica para poder reducir estos pagos, hay ciertos métodos por los que se puede lograr. El problema es, que estas soluciones suelen tener también aspectos adversos y además, normalmente están sujetas a las ganas de negociar de la entidad financiera. Dentro de las posibles soluciones estarían:
- Alargar el plazo: Conseguirás rebajar la cuota mensual, aunque aumentarás el total de intereses que acabarás pagando al banco.
- Negociar una rebaja de interés: Conseguir una oferta de otro banco e intentar renegociar las condiciones con nuestra entidad financiera.
- Cambiar de banco: Tiene coste, pero según qué casos, puede ser una opción rentable.
- Solicitar una carencia: Esto te permitirá pagar sólo la parte de intereses mientras dure esta carencia, aunque esto implica que alargarás la duración de la hipoteca y por tanto, acabarás pagando más intereses.
- Aplazar cuotas: Contratando una hipoteca flexible, podrás aplazar varias cuotas al año.
Por supuesto, que la opción más interesante para disminuir los pagos mensuales, sería amortizar el préstamo con nuestros ahorros, pero claro está, que esto no es siempre posible.